Los aranceles han sido, con frecuencia, el centro del discurso político reciente. La administración actual ha movido la política económica de Estados Unidos hacia una dirección más proteccionista en pro de los intereses estadounidenses. Muchas áreas clave del comercio han sido víctimas de este cambio en la política, sin embargo, las importaciones de automóviles han sido las más afectadas indudablemente. El tema ha sido un tema de conversación tan común que puede valer la pena echar un vistazo al mundo sobre qué razonamiento económico subyacente podría justificar o refutar la promulgación de estos aranceles.
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La base de datos de estadísticas mundiales de la Organización Mundial del Comercio (OMC) sirve como un buen lugar para comenzar a buscar respuestas a la pregunta. Los estudios sobre aranceles y otras restricciones comerciales tienen su propio capítulo entre los numerosos informes de la OMC. Estos estudios fáciles de comparar dividen el comercio internacional en categorías simples basadas en su nomenclatura del Sistema Armonizado. Las figuras de interés para nosotros son las de la sección XVII. que contiene datos resumidos sobre vehículos terrestres, marítimos y aéreos, así como sus respectivas piezas, componentes y accesorios.
El primer gráfico, que se ve a continuación, muestra una comparación de los aranceles promedio y máximo por país para las industrias en cuestión. Estas estadísticas son significativas porque reflejan con cuántos socios cada país tiene acuerdos comerciales, ya que el arancel máximo solo se aplica a países con los que no tienen acuerdo para otorgar términos más favorables.
Lo primero que hay que tener en cuenta aquí es que ninguna de las columnas es visible para Japón. Este no es el resultado de algún error, sino más bien el hecho de que Japón, uno de los líderes de la industria automotriz mundial, tiene un arancel del 0% sobre los automóviles importados, por lo tanto, el promedio y el máximo son cero por ciento. Esta política arancelaria también refleja bien qué tan abierta es la economía del país, ya que los aranceles más bajos hacen que su mercado interno sea más accesible. Las dos columnas finales representan el promedio de todos los 147 países examinados por la OMC.
Los aranceles máximos de Estados Unidos, en el año 2017, fueron bastante cercanos al promedio mundial, sin embargo, los aranceles reales, como se ve en la otra columna, muestran que son los más bajos después de Japón. Esto significa que Estados Unidos rara vez ejerció el alcance legal completo de sus aranceles, sino que prefirió realizar acuerdos individuales o ser parte de grandes acuerdos generales que otorgan exenciones a sus socios comerciales. Canadá y la Unión Europea tienen aranceles promedio igualmente bajos, mientras que China no. El último rival está mucho más cerca del promedio mundial y su política arancelaria es claramente proteccionista. Si bien no es de extrañar que los países en desarrollo de América del Sur, por ejemplo, ofrezcan incentivos para la importación, China tiene el segundo arancel máximo más alto después de México, aunque también los imponen en menor medida.
Para comprender aún más la situación real, podemos analizar el porcentaje de equipos de transporte importados a cada país individual libre de impuestos, en comparación con sus importaciones totales. En una inspección más cercana podemos encontrar aún más evidencia de la política arancelaria extremadamente favorable de los Estados Unidos. Además del Japón libre de aranceles, Estados Unidos tuvo el mayor porcentaje de importaciones libres de impuestos, lo que significa que los aranceles solo se pagaron en menos de la mitad de todos los equipos de transporte importados a los estados. Si bien este resultado es un excelente ejemplo de apertura comercial, en realidad esta política puede haber contribuido a que la balanza comercial de Estados Unidos, sea, sin excepciones, perpetuamente negativa desde los años 80. De hecho, la única vez que tuvo un déficit de menos de 30 mil millones de dólares en los últimos 10 años fue durante la crisis de 2008. Esto plantea la pregunta de si la política económica de la administración actual realmente puede llamarse un movimiento hacia el proteccionismo o si es una simple regresión hacia la media desde un estado de accesibilidad y aranceles bajos que ya estaba muy por delante del resto del mundo.
El resto de los países desarrollados del mundo siguen aplicando sus aranceles de manera rutinaria, incluso si normalmente intentan mantener el máximo un tanto bajo. China, por ejemplo, otorga muy pocas exenciones de aranceles a los importadores, por lo que solo el 0,8% de los productos ingresan al país libres de impuestos. En el caso de los Estados Unidos ese número es del 55% y para la UE es del 16,5%. Por otro lado, América Latina no tiende al favoritismo. Tiende a aplicar aranceles de importación a todos.
En última instancia, las cifras de la OMC revelan que Estados Unidos es una economía abierta, posiblemente mucho más de lo que ofrecen sus oportunidades. Obviamente, como buque insignia del capitalismo, tiene que apoyar el comercio libre y abierto, sin embargo, también tiene un interés definitivo en corregir cuán sesgadas se ven las listas anteriores y eso puede terminar dañando las billeteras de otros países.
